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martes, 8 de marzo de 2011

ENERO 2011

 LA TORTUGA Y LOS GANSOS

En un enorme lago vivía hace mucho tiempo una tortuga parlanchina, y fanfarrona, era muy, muy vieja, y ¡cómo no!, muy, muy sabia, hablaba y hablaba sin parar.
También había dos gansos, que verano tras verano venían a descansar allí.
Los gansos le contaban a la tortuga, las cosas que veían en sus viajes.
La tortuga a pesar de ser vieja y sabia, preguntaba para aprender sobre esos lugares tan extraños que los gansos le decían ver desde el cielo.
Ella caminaba muy lento (como todas las tortugas) y jamás conocería lugares tan exóticos..
Cuando los gansos no estaban, la tortuga aprovechaba y se inventaba historias sobre los sitios que le habían dicho los gansos.
En las Américas, hay una ciudad escondida en la selva...
Hay un río grandísimo en medio de un desierto que está lleno de animales extraños..
Hay unas montañas que tienen esculpidas caras de hombres...
Y así todos los animales del lago quedaban boquiabiertos ante la fanfarronería de la tortuga, aplaudían entusiasmados con lo que les decía, ella toda ufana se encorvaba para darles las gracias.
Cierto día, hablando con los gansos, (muerta de curiosidad por conocer realmente esos sitios) la tortuga les pidió que la llevaran con ellos
Pero ¿cómo podemos hacer eso? -Le preguntaron- tú eres demasiado grande y pesada para que vueles con nosotros, no tienes alas, no puedes elevarte del suelo, y tampoco podrás subirte a nuestro lomo para que uno de nosotros te lleve
Pero yo he tenido una gran idea – respondió la tortuga-
Los gansos se quedaron mirándose como gansos
Y ¿qué idea es esa?
Puedo morder un palo grande y gordo que tengo aquí separado desde hace tiempo, y vosotros podríais agarrar cada uno un extremo del palo y llevarme volando por el cielo para conocer esos lugares tan fascinantes que contáis
Pero date cuenta de una cosa -le dijo uno de los gansos- si muerdes con tu pico tortuguero el palo, no podrás hablar nada de nada durante el viaje, pues entonces te caerías y te matarías, (porque la conocían y sabían que al ser tan parlanchina le costaría mucho esfuerzo estar callada)
¡Por favor! -contestó la tortuga- ¡seré una tumba ¡
Los gansos accedieron a llevarla
Cada uno agarró con el pico un extremo del palo y la tortuga mordió fuertemente en el centro
Alzaron el vuelo, que les costó muchísimo, porque la tortuga pesaba demasiado, pero por fin lo lograron
Subieron y subieron hasta casi rozar las nubes
La tortuga estaba maravillada de cómo se veía el mundo desde allá arriba
Los ríos, parecían hilitos de plata
Los animales, se veían como hormigas
Las casas de los hombres parecían cagaditas de mosca
La gente al ver semejante prodigio, dos gansos llevando una tortuga, salió en tropel a las calles del pueblo.
¡Mirad!,
¡¡Mirad aquello!!
¡¡¡Una tortuga volando!!!
¡¡¡¡Esto es insólito!!!!
¡¡¡¡¡¡Inaudito!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡Increíble!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Asombroso!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡OHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!
Y la gente entusiasmada empezó a aplaudir ante semejante extrañeza
La tortuga no pudiendo contenerse abrió la boca para dar las gracias por los aplausos
Y haciendo esto cayó desde lo alto.
Se dio una morrada contra el suelo, de la que todos estuvieron hablando por largo tiempo.
Con el pico roto, el caparazón lleno de tiritas y una pata coja se retiró a un riachuelillo a vivir.
En el lago, jamás se volvió a saber de ella.
Y la tortuga no regresó nunca mas por allí, porque estaba muerta de vergüenza de ser tan bocazas, lamentándose siempre por no haber podido conocer los fascinantes lugares que los gansos le habían contado.

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